lunes, 25 de junio de 2007

Unas notas acerca de cinco semanas en China (segunda parte)

6
La nota 5 de la primera parte de esta micro-crónica origina la siguiente: nunca pensé que fuera tan cierta la obsesión de la mujer china por verse pálida. Chicas juntas, tomadas del brazo, comparten el parasol. Paraguas y parasoles en todas las aceras, haya o no haya sol. Artefactos todos que por supuesto amenazan ojos y orejas de los transeúntes desprevenidos. En Beijing vi largos guantes que cubren la piel de manos y brazos y hasta un velo para cuidar el rostro.





Nota aparte, el extraño "sentido de la ocasión" de las chinas: aún no encuentro la lógica de usar vestido y tacones para ir a un parque con montañas rusas y atracciones acuáticas de las que sales empapado. Para muestra un botón:



7
En Shenzhen la luz eléctrica deben regalarla; de noche el calor aprisiona a la ciudad, exprimiendo a los edificios y las calles haciendo que goteen chorros de luz que se derrama por el cielo (Sonó bien ¿verdad? no se emocionen, me lo fusilé de John Dos Passos :))




Soberbiamente iluminada, no solo por fuertes luces que apuntan desde abajo a los edificios y avisos comerciales de todo tipo, luces de neón que forran los edificios cambian de colores; rojo, verde, azul (me dijeron que eran los nuevos LEDs para iluminación dinámica, me declaro ignorante), diseños de ideogramas chinos y animaciones que aparecen, cambian y desaparecen. Y si está lloviendo, con ese montón de peatones chinos con paraguas, solo falta una patrulla volando para sentirse un extra en Blade Runner

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Aja, mucha tecnología pero la conexión a internet terrible; lenta, inestable y ni un puto cybercafe o centro de navegación en sopotocientas cuadras a la redonda excepto el del hotel (groseramente costoso). Extraña la baja calidad de las conexiones (en el hotel o en la empresa era igual) viendo el gran empuje en comunicaciones, la enorme infraestructura y la compleja plataforma de valor agregado que poseen ¿Mucho control de las comunicaciones? ¿Demasiados Firewalls en mi camino? ¿Muchos puertos bloqueados?

Imposible ubicar una tarjeta pre-pagada para llamadas telefónicas excepto en las oficinas de Huawei aunque, no lo puedo negar, un botones se ofreció amablemente en buscarme un taxi para que pudiera comprar una. Claro, quizás era uno de los pocos pendejos que necesitaba una tarjeta pre-pagada para llamar en un país donde todo el mundo carga un celular y además GSM; asombrosa la obsesión de los chinos con los teléfonos móviles. La avenida donde se encontraba el hotel, Av. Huaquiang, cientos de negocios de ventas de celulares, uno al lado, arriba, adentro, abajo del otro. Una cuadra completa con microtiendas de venta y fabricación de teléfonos. Si, literalmente fabricación: talleres donde un montón de jóvenes y adolescentes sueldan chips y ensamblan tarjetas para construir la copia del teléfono que usted desea.



¿Será que esos teléfonos son de tan mala calidad, con un tiempo medio de vida tan corto, que se justifica esa cantidad de negocios unos vecinos de los otros?

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Los negocios de celulares no están solos; cámaras digitales, reproductores MP3, MP4, laptops, computadoras, equipos de sonido, video, televisores, radios y por supuesto los "dividí muvi, dividí muvi" de los acosadores y fastidiosos vendedores callejeros. Todos estos negocios llenos de compradores y muchos abiertos hasta las 9 ó 10 de la noche. La Av. Huaquiang todo un canto consumista a la nueva China.



Cuatro KFC y tres McDonald's en solo dos cuadras. Pizza Hut, Mango, Starbucks, Levi's, Wrangler y no se cuantas más franquicias de ropa y comida, tanto chinas como internacionales. Joyerías, sushi, peluquerías, sushi, discotiendas, jugueterías y más sushi. Hasta buhoneros de la electrónica vendiendo discos duros y memorias de PC de segunda mano.



¿Los precios? bastante baratos, las cosas originales (o por lo menos eso creemos que eran) con precios similares a EEUU. Los productos "tapa amarilla" mucho más económicos aún sin el regateo de rigor, aunque en muchos casos la calidad deja mucho que desear; MP3 players o pendrives con vida útil de dos semanas por ejemplo -tengo la impresión de que mi Adaptador multiple de memorias a USB de US$3 apróximadamente ya pagó lo que costó-. ¿Las copias descaradas? eso ya amerita otra nota.

viernes, 22 de junio de 2007

Unas notas acerca de cinco semanas en China (primera parte)

1
Queda lejos, bastante lejos, demasiado lejos: 9 horas Caracas-París, seis horas de espera en Charles De Gaulle para la conexión, 10 horas París-Hong Kong suman 25 horas de viaje de ida y en AirFrance no te proporcionan el alambre. De regreso fue más ya que la conexión era al día siguiente y no quedó más remedio que pasar una noche en París (que maluco ¿no?).




El vuelo llega a Hong Kong, pero aún no se ha llegado; hay que tomar un autobús hasta Shenzhen que en teoría no debería estar a más de una hora. Pero aquí es cuando la cosa se pone surrealista: Hong Kong, siguiendo la política de "un país, dos sistemas", continua siendo capitalista bajo un régimen comunista con el status de Región Administrativa Especial, que en el fondo es como tener dos países en uno; después de realizar la inmigración en el aeropuerto de Hong Kong debe realizarse nuevamente al cruzar la frontera de la provincia de Guangdong, bajando del autobús con todo el equipaje y saliendo por el otro lado para volver a montarse en el autobús. Además hay que contar otro punto de control intermedio donde además de pedir un papel para el control de lo que supongo es la gripe aviar hay otro nuevo sello en el pasaporte. O sea, que un viaje en autobús de cuarenta minutos termina convirtiéndose en un viaje de hora y media.



Doce horas completas de diferencia horarias dificultan el adaptarse, más en la venida que en la ida (el que sepa la razón de esto se le agradece el comentario).

2
Lo primero que te das cuenta al llegar a Shenzhen: hace calor, bastante calor, demasiado calor y lo peor, húmedo, muy húmedo, demasiado húmedo. Nada de brisa, sudas y te empapas, es una ciudad sauna ¿Será el clima distinto en otra época del año? Al parecer en diciembre y enero la cosa mejora notablemente a promedios de 17°C. La ciudad es un puerto y como buen puerto en ciertas partes huele mal, las alcantarillas te atacan y te golpean (¿nivel freático muy alto?), lo que en cierta forma se siente contradictorio porque...

3
La ciudad es moderna, con grandes avenidas, enormes y cristalosos rascacielos (tiene el edificio número 14 entre los más altos del mundo: la torre Shun Hing Square de 325 metros de altura).



Un moderno, cómodo y eficiente metro. Amplias aceras, una gran cantidad de autobuses, no llegué a usarlos pero parecían cómodos y sorprendentemente los vi (excepto algunas pocas ocasiones) bastantes aliviados de pasajeros (por lo menos no vi a nadie colgando de la puerta). Todos deteniéndose en su parada, aunque algunas veces bien atravesados ocupando los dos canales, para recoger o dejar pasajeros.



4
Hay gente, mucha gente, demasiada gente, gente en las calles que camina, se empuja, te empuja, bicicletas que casi te llevan por delante y nadie dice nada, ni se disculpan ni se molestan ¿Será que miles de años de tener que convivir y trabajar juntos crean está lubricación social que ha evitado que se hayan matado entre ellos y construido cosas como la Gran Muralla?




Me avisan el día que vean a dos choferes venezolanos que acaban de chocar discutir del accidente mientras comparten un paraguas por la lluvia (al final creo que todo lo arreglaron con 50 yuans como satisfacción por el retrovisor caído en el cumplimiento del deber).

5
Esta parsimonia china origina una de las primeras cosas que causa curiosidad: la poca ortodoxa forma de cruzar las calles que tienen; una avenida de cuatro canales, el semáforo en verde para los autos, en algún momento algún peatón decide que ya como que esa luz roja ha durado mucho tiempo así que decide cruzar y tras él van el resto. Ese no es el problema, así lo hacemos en Venezuela, pero lo hacemos corriendo y con cara de susto. Aquí el estilo es algo diferente; se tiene que cruzar bien tranquilazo, mirando pa'l frente, hablandito con el pana, sin pararle bola a carros, autobuses o bicicletas. Y los carros ni un cornetazo, ni una mentaita de madre, solo recortan y pasan, algunos se detienen, otros pasan esquivando por centímetros a los peatones quienes se tienen que apurar para no ser pisados, claro, un apuro bastante simbólico. Igual, aunque el de a pie tenga el semáforo en verde, no importa, los carros que cruzan en la esquina pasaran mandados pisando a esa cosa que se mueve y que forma parte del asfalto llamada peatón.

Para el conductor cambiar de canal solo amerita poner la luz de cruce y un breve vistazo al retrovisor (o quizás no). Es pecado ceder el paso, al parecer hay una antigua maldición china que perseguirá a todos los choferes, hasta su quinta descendencia, que se les ocurra ceder el paso al auto de al lado, así sea obligatorio por una disminución de canales en la vía. "Pelearas tu puesto en la cola hasta el último retrovisor vivo" es el lema.

El otro hecho curioso del tráfico: bicicletas, motonetas y los híbridos ciclomotores. Abundan, en su forma normal o como triciclo, para repartir carga y/o transportar pasajeros. Si llueve o hay mucho sol, no hay problema, se usa un paraguas.




miércoles, 20 de junio de 2007

Homúnculo


Homunculus, 1986
James P. Blaylock
Editorial Ultramar, 1990
Traducción: Domingo Santos


En un Londres victoriano alternativo, un dirigible, manejado por un esqueleto, da vueltas en el cielo durante décadas al parecer animado por un homúnculo, un "pequeño demonio" llegado del cielo en una nave espacial muchos años atrás quien, tras ser atrapado y aprisionado en una caja, es deseado por toda una serie de personajes: un científico jorobado y loco que despierta cadáveres en busca de la vida eterna, un ambicioso empresario que desea la máquina de movimiento perpetuo, un científico que construye una nave espacial, un joven estudiante de alquimia (con un grave problema de acné) deseoso de ser todopoderoso y un sacerdote demente quien se cree el nuevo mesías y jura que el homúnculo es su padre.

El dirigible empieza a caer generando toda una serie de eventos desquiciados, persecuciones, ataques, traiciones y redenciones. Personajes buenos, no tan buenos, malos, malísimos y estupidos ghouls que se alimentan de pasteles de sangre se persiguen, se vigilan y se ponen zancadillas mientras todos desean al pequeño ser y sus grandes poderes.

Excelente obra de steampunk, algo barroca en su lenguaje y estructura, pero interesante en esa serie de personajes curiosos y aventuras extrañas.

lunes, 18 de junio de 2007

La Era del Diamante: Manual ilustrado para jovencitas


The Diamond Age, 1995
Neal Stephenson
Ediciones B, 2004
Traducción: Pedro Jorge Romero


En el Shanghai de la segunda mitad del siglo XXI, en un mundo lleno de fronteras difusas entre naciones, ciudades estados, tribus y phylae, un acaudalado empresario perteneciente a la phyle de los neovictorianos, encarga un manual interactivo (una avanzada computadora nanotecnologica) para educar a su nieta intentando que alcance todo su potencial mediante una vida interesante alejada de los clásicos métodos de educación. Hackeado por su diseñador, quien quiere una copia para su propia hija, es robado por unos malandros para caer en manos de una niña pobre.

De esta forma el manual educará a tres niñas distintas quienes crecerán de tres maneras distintas y además será parte importante de una investigación-conspiración para cambiar radicalmente la economía mundial y el status quo.

Extraños grupos, sociedades, personajes y tecnologías se mezclan en esta excelente novela acerca de como la nanotecnología puede afectar nuestro futuro, un mundo donde la alquimia se ha hecho posible, donde cualquier cosa esta al alcance de la mano, donde nadie pasa hambre, pero que no es ninguna utopía, donde nuevos peligros afectan a la sociedad, donde los fanatismos y odios siguen siendo los mismos de hoy día (¿porqué habría de ser diferente?) y donde las nuevas sociedades y tribus, herederas de las naciones, se encuentran en continua nanolucha.

Maravillosa idea de un mundo donde las naciones estados están siendo sustituidas por sociedades-comunidades-tribus-phylae de carácter mundial, donde se reunen personas con las mismas ideas y concepción de la vida, donde ser ciudadano de una nación es algo más que una casualidad geográfica. Excelente extrapolación de como la nanotecnología puede convertirse en el motor de la próxima singularidad tecnológica.

Libro heinleinianamente individualista muy recomendable.

PD: cuando lo estaba empezando a leer se me ocurrió visitar una crítica donde se decía que del libro solo servían las primeras ochenta páginas para luego ser completamente desechable y casi lo abandono. Definitivamente, entre gustos y colores...

Ya volví